El curso Inclusión financiera de la mujer rural en Colombia tuvo lugar a finales de febrero en la Universidad de los Andes, bajo el auspicio de la iniciativa Closing the Investment Gap – CIG de la Universidad de Maryland y la colaboración del Banco de las Oportunidades que, en representación del gobierno colombiano, lidera este tema en el país.
Con el apoyo de Fasecolda y Asobancaria, el curso tuvo una gran acogida por parte del sector bancario y asegurador: contó con participantes de 13 compañías aseguradoras, 8 bancos, 2 bancos públicos y 2 ONGs.
Los aprendizajes y las experiencias del ámbito nacional e internacional compartidas por los expertos invitados permitieron expandir la perspectiva y entender cómo las organizaciones han dado respuesta a la problemática desde varios frentes de acción. En esta ocasión, nos acompañaron:
• Margarita Henao, CEO de Daviplata • Socorro Neira, presidenta ejecutiva de Comultrasan • Viviana Araque, presidenta ejecutiva de Bancamía • María Clara Palacio, líder de Inclusión Financiera de Bancolombia • Maria José Naranjo, vicepresidenta de Estrategia Corporativa en Bancóldex • Maria Angélica Burbano, vicepresidenta ejecutiva del FNG • José Díaz, director de IC Fundación • Catalina Jiménez, directora del DID • Camilo Hernández, director de Supersolidaria y subdirector de URF • Amparo Mondragón, directora de banca no tradicional y nuevos segmentos de Finagro • Alejandra Dussan, consultora del BID • Felipe Londoño analista económico en Banca de las oportunidades • Jorge Arévalo, consultor • Paola Cuadros, jefe de crecimiento en MiCRO • Miguel Arango, ejecutivo senior en CAF • Diana Mejía, especialista senior de inclusión financiera en CAF • Roberto Guirette, Subdirector de Planeación y Finanzas Corporativas de FIRA • Miquel Jordana, director de programa en Fundación Capital • Dairo Estrada, gerente senior de inversiones en DAI - USAID • Smitha Hari, vicepresidenta senior de auctusESG • Cymroan Vikas, investigadora asociada en auctusESG • Paula Zuleta, secretaria técnica de CNCA • Catalina Estrada, directora del pregrado en Administración Uniandes.
A esta pluralidad de voces se sumó un enriquecedor diálogo en el que los participantes presentaron sus propuestas para el gobierno en torno al fortalecimiento de una estrategia de inclusión financiera para la mujer rural. A continuación, se redactan algunas de las recomendaciones producto de este ejercicio:
- Campaña de comunicación: Es necesario generar un cambio de percepción del sistema bancario, activismo a favor de la banca y construir confianza con la población a través de la comunicación, asistencia técnica y lenguaje que relacione al banco, al estado y al usuario. Hacer visible el desarrollo que el sistema bancario aporta a las cadenas productivas, no solo promover la conceptualización de que los productos son caros con altas tasas de interés. Es importante lograr el nivel de confianza requerido con la población para que se generen más negocios y la población vea al banco como un aliado.
- Programa de educación financiera: Implementar proyectos similares a Nueva Pangea, un programa entre Asobancaria y el Ministerio de Educación Nacional, para que los niños entiendan desde pequeños el manejo del riesgo, el uso del sistema financiero y la importancia del ahorro. Es importante que el programa haga parte del currículo escolar, ya que el Ministerio de Educación no ha promovido que se incluya en los cursos desde temprana edad.
- Créditos escalables: Desarrollar productos de crédito que sean escalables en el tiempo con un buen comportamiento de los usuarios.
- Comunicación articulada: Este curso es el primer espacio de inclusión financiera en el que se han unido la banca y los seguros. Estas conversaciones deben tener lugar juntas y no por separado. Las compañías de seguros a menudo se sienten excluidas de las conversaciones sobre inclusión financiera, ya que sólo se incluyen en los seguros paramétricos. Por ello, se sugiere fomentar más espacios similares con una conversación más articulada.
- Promover esquemas asociativos: Esquema asociativo con entidades públicas y privadas. Trabajar con mujeres productivas y formales, haciéndolas productivas con financiamiento de microcréditos. No hay confianza en las entidades, por lo que la propuesta apunta a la asociatividad, vinculada con capacitación y formación. El acompañamiento técnico es fundamental, sea agrícola o no, y se debe financiar la comercialización del proyecto productivo. Hoy en día, la comercialización es muy complicada, y se requieren cuestiones de formalización como tener un Rut, una cuenta bancaria y presentar una declaración de impuestos. Por lo tanto, es fundamental apoyar estos trámites para evitar que sean abandonados.
- Incentivos a la usabilidad: El gobierno debe incentivar la permanencia del dinero en el sistema financiero mediante la creación de un puntaje, similar al puntaje crediticio, pero basado en la usabilidad del sistema, donde se ganen puntos por usarlo y permanecer en él.
- Datos abiertos: Hay problemas para obtener información, y es una vía de doble sentido. Es necesario vincularse con entidades que tengan datos, como EPS (sistema de salud), colegios, etc., para obtener datos reales de las mujeres rurales.